En la bodega ribereña Bosque de Matasnos tienen un edificio de elaboración en una fase inicial de construcción cerca de donde tienen la mayor parte de las viñas, en Peñaranda de Duero, y mientras, producen sus estupendos vinos en Moradillo de Roa.
Los viñedos que dan fruto a Bosque de Matasnos están en una zona alta, a unos 950 m sobre el nivel del mar, lo cual marca la diferencia para su calidad ya que las uvas buenas necesitan noches frescas y los páramos en altitud son terrenos idóneos.
Su nombre viene del paraje actual donde están sus vides, que en los años 60 cambió de bosque a campos de cultivo de cereal promovido por planes estatales subvencionados. La gente del pueblo trabajó aquí con sus burros y asnos para adecuar la zona a estas nuevas plantaciones, arando y retirando los troncos del bosque….tarea dura que se llevó la vida de algunas bestias.
El origen de la bodega quizás esté en el gusanillo que les picó a algunos miembros de la familia Postigo, con tradición en el sector industrial de la alimentación, cuando vieron el éxito del primo Tomás, primero como enólogo en Pago de Carraovejas y luego en su propia bodega, con vinos bien elaborados y bien posicionados como Riberas con un algo más de personalidad.
La primera cosecha de esta bodega fue en 2009. Producen alrededor de 300.000 botellas al año. Creo que a Jaime Postigo y su equipo les gusta provocar, tienen el ambicioso objetivo de posicionarse en el top ten de los vinos españoles. Para ello confían mucho en innovar respecto a los procesos habituales de la Ribera del Duero, y así, para alguno de sus vinos trabajan con uvas no autóctonas como la Malbec o la Viognier y tienen en proyecto crear una gama de vinos de paraje.
Un buen punto es que poseen tipicicidad de todos los suelos de la Ribera: arcilloso, arenoso, aluvión y calizo. Es una finca grande y buscan la diversidad adpatando las variedades de uva a cada tipo de suelo.
Controlan mucho la producción de cada planta bajo la máxima “menor cantidad, más calidad” y ajustando la viticultura al clima variable que nos ha tocado vivir.
Todo estuvo súper bien en la visita junto a otros profesionales del sector que tuve la suerte de hacer hace unos días, gracias a mi amiga Sara que me convocó. Se contagiaba el entusiasmo de Jaime en cada explicación. Hay tres cosas que me gustaron especialmente:
La primera es la calidad de los vinos. Será ese toque de Malbec, el mimo en la viticultura, las crianzas en barricas grandes y nuevas, también en huevos de hormigón, las levaduras propias y muy seleccionadas…el caso es que los vinos están fantásticos. Destaco especialmente el blanco Petit Matasnos, con su cremosidad y sus múltiples matices y el Etiqueta Blanca, que es sedoso, con cierta complejidad y muy versátil para maridar …Deseando ver los parcelarios que parece que se van a animar a elaborar en breve.
La segunda es lo buenos anfitriones que son! Este día se aliaron con Chencho y Miguel Ángel, los cocineros y propietarios de La Bodeguita del Arte, restaurante de cocina creativa con raíces tradicionales y preparaon en el Txoko, una suerte de casa y merendero con una estupenda cocina, junto al bosque y al viñedo, un delicioso cocido servido en una mesa enorme. Se creó entorno al plato y a la copa una bonita tertulia sobre los vinos y la vida. Qué más?
Pero lo que más me gustó sin duda es el concepto integrador viñedo-bodega-bosque-casa-granja de Matasnos…el viñedo junto a la futura bodega está súper bien cuidado y pegado a un bosque muy bonito que además hace de filtro verde, protege y ayuda. Cultivan trufas y otros frutos. Las ovejas que crían se comen las malas hierbas y generan compost. Producen miel con sus propias colmenas. Sus abejas, además de ser un estupendo biodindicador, contribuyen a la polinización de plantas silvestres, generando semillas y frutos que perpetúan la cubierta vegetal natural, frenando la erosión, además de servir de base para la alimentación de muchas especies. Hasta una capilla consagrada tienen!
Una vez has estado allí compruebas todo el sentido de su argumento de ser sostenibles por que viven de su actividad económica, sin duda, pero añadiría que también lo son y lo mejoran todo, por su alegría de vivir.







